Monday, October 20, 2008

Deployment 10

Series: The Journey of a Deployment: Perspective of the one that stays awaiting (Spanish)

Heroe Anónimo



Una nunca está preparada para terminar una relación en la cual se ha invertido tanto, desde sentimientos, a cosas materiales. Soy fuerte, siempre lo he sido, pero no puedo evitar el dolor que causa un corazón lastimado.

Apenas dos semanas, y ahora sí que me está dando duro sus palabras. Me pregunto, me duele su ausencia, o es que cambió mi rutina de esperarrlo, o es que aún siento amor por él, o es que duele un desprecio. A estas alturas no importa que es lo que siento, más estar bien segura de que a mi no me aman, no me quieren, él no quiere estar más conmigo; razones suficientes para levantar mi cabeza y seguir adelante. Con el mensaje tan claro, tomo mi valor y dignidad y continúo mi vida. Pero no puedo evitar esto que no se como llamarlo, que pesa muy fuerte aquí en mi pecho.

Talvez me sigue torturando en la mente y el corazón en la manera en que lo hizo. No lo puedo creer, terminó conmigo por teléfono, no le ví la cara. El no se atrevió a mirarme a los ojos, aunque fuera por una cámara, para decirme que no me amaba, que no quiere estar conmigo. Hasta hoy aprendí que yo estaba con un cobarde, pero supo disfrazar su cobardía de un modo espectacular.

Es sábado, y hace apenas unas horas estaba en mi cama, ocupando la mitad que me corresponde, y con mi brazo extendido sobre la otra mitad vacía, desde hace casi cuatro meses. Yo mirando al techo. No quería levantarme, no quería hacer nada, no quería ni desayunar. Solo pensaba en inventar una formula mágica que me hiciera sanar la heridas de mi corazón.

Me duele en alma, siento miedo, pero vuelvo y me acuerdo que soy fuerte, que yo puedo. Estoy luchando contra el deseo de no vivír. Me voltéo hacia la mesa de noche, donde está mi laptop, la herramienta que me servía para comunicarme con él. Está apagada, ya no quiero volver a prenderla, no quiero estar conectada a la red mundial del desamor. Me cubro de pies a cabeza, no quiero pensar, no quiero hacer nada, no quiciera vivír más, tragame tierra, pensé.

No hice más que terminar mi pensamiento tan cobarde de no querer vivír más cuando se me estremeció mi vientre. Di un brinco que dejé mi cuerpo al descubierto mientras mis sabanas rojas caian al suelo. Me toqué el vientre, ¡Dios mío!, cómo pude ser tan egoista y olvidarme de tí.

Ahí estabas diciendome; "y yo qué", "estoy aquí mamá", "estoy aquí", "estoy aquí acompañandote lleno de vida". "No estás sola mamá", "estoy contigo".

Luego del susto de la sorpresa lloré tanto que me tomó un rato reponerme. Me toqué mi vientre, nuevamente sonreí y pensé que hermosa es la vida, despues de todo, aunque misteriosa. Vamos mi bebé, es hora de darte un buen desayuno.

Di un brinco de la cama llena de alegría, me di un baño, puse música, fui al jardín tomé las últimas flores de la primavera y me puse a cocinar. Que rico me supo ese desayuno. Volví a hablar, esta vez con mi hijo y le dije, gracias amor por salvar nuestras vidas, y perdoname por mi momento de esgoismo.

Eres para mí, tan heroe como lo es tu papi para esta nación allá en la distancia del medio oriente, en otro continente. Sabes, cuando regrese tu papi sabrá que tu existes y se que a tí, te va a amar, así como te amo yo.

®CoquetaClub2008

1 comment:

Anonymous said...

ay Coqueta a mi me pasó algo parecido, pero fue alreves; yo estando en Iraq y ella fue quien me dejo, exactamente como te pasó a tí, fue por telefono, sin explicaciones o porque.... me dolió mucho pero las circuntansias de la guerra me hicieron fuerte y supere su despreció y mi amor por ella lo deje muerto en Iraq

Saludos