Friday, January 7, 2011

AL NATURAL!!!


Nada como la naturaleza, ahi, perfecta a la vista como regalo inmerecido, pero gran regalo. Regalo, porque la naturaleza es gratuita creacion de Dios.


La naturaleza... en soledad un aliciente, en grata compañia... una bendicion.



Esa noche estaba estrellada y habia luna llena, entonces no era tan oscura. Habia una claridad suficiente para ver mas alla de las siluetas de nuestros cuerpos. Era la primera vez que haciamos eso, acampar. El lago se veia tranquilo... yo llena de miedos, el lleno de emociones aventureras, mas grandes que las mias. “Nademos.” Me dijo, con una sonrisa y una inquietud juguetona. Que, que... me llene de miedos, por no dominar el nadar por encima del agua y por la oscuridad y lo misterioso de el lago.


Me imagino el, pensando en lo rico que lo pasaria nadando a mi lado, sin ropas, sin nadie mas, al menos sin nosotros saberlo, y yo pensando en que planta, pez, culebra o cualquier cosa que me rosara las piernas y me hiciera gritar en plena madrugada y despertara a los vecinos acampando, y alertara a los animales nocturnos del bosque, cuando aun yo sentia que ellos nos estaban vigilando ya.


Era magestuoso el resplandor de la luna en el lago, y un silencio armonioso a los oidos. Los pinos, como un ejercito rodeando las aguas, eran los soldados testigos de nuestra osadia. Basto solo su abrazo para animarme a desnudarme completamente en una competencia de quien lo hacia primero, el me gano, quito sus ropas como cuan experto y corrio y se sumergio de cabeza, mientras yo en una carcajada callada lo miraba desde la orilla. Sale del agua y entre sus gestos, y su voz entre cortada me dejaba saber que el agua estaba bien fria. Esta fria, pregunte, aun cuando yo sentia la frescura de la tierra bajo la planta de mis pies descalzos, y el, una vez mas sonriendo, me dice, “no, esta tibia”, pero luego solto una carcajada, me extendio sus brazos y me dijo, “ven”.


Entre al lago de poquito a poco y comenze a sentir el agua fria, y se lo comente, el dijo, “si te das un chapuzon, no la sentiras tan fria.” Lo hice y nade por debajo del agua hasta llegar a el, cuando sali a la superficie, sentia un frio que me calaba los huesos y le dije, mentiroso. El se quedo mirandome a los ojos y luego me abrazo, yo comenze a temblar un poco.


Mi preocupacion por sentir algun pez o culebra volvio y le dije, ya no quiero estar aqui, por mis razones, y el me dijo que me subiera a su espalda, como de caballito. Lo hice, su piel estaba tan fria como la mia. El a su vez, comenzo a caminar hasta que el agua llego hasta su cuello, para que ambos cuerpos quedaran sumergidos bajo el agua y asi no sentir la suave brisa enfriar nuestras pieles. Luego maniobro hasta que en vez de su espalda yo quedara en su pecho. Mis piernas lo envolvian por sus caderas, cuan salvavidas, yo no queria tocar el suelo, no queria sentir tierra enfangada en mis pies. “Como te sientes”, me pregunto. Con un frio y con susto, le respondi.


Nos unimos a la cancion silenciosa de la noche, yo apoye mi cabeza sobre su hombro, nos quedamos abrazados, inmobiles, por un instante. Luego el comenzo a dar movimientos suaves de lado a lado como quien arruya a un niño llorando. Las aguas se convietieron en brazos gigantes que ayudaban al arrullo. Su abrazo era suave pero seguro, mis miedos se disiparon.


Aun con mi rostro sobre su hombro y con mi mirada puesta sobre las aguas mientras la luna nos regalaba su luz reflejada, el, interrumpe mi mente totalmente vacia y me dice, dejame enseñarte a nadar sobre el agua. Esta bien, le dije. “Parate aqui no te va pasar nada, observa como muevo mis piernas en cordinacion con mis brazos”, me decia con tanta seguridad.


Observe. “Ahora tu”. Lo intente como tres veces, intercalando sus ejemplos. En cada esfuerzo el me decia; “dale que puedes, no tengas miedo, lo lograras”. Y lo logre, comenze a nadar sobre las aguas al instante que el me decia; “ves, lo lograste, puedes nadar sobre el agua”. Yo me sentia tan bien, prueba superada, no era nada dificil, solo necesitaba un buen instructor. Justo cuando venia de regreso hacia el senti que me faltaban las fuerzas y el aire y fue cuando me sumergi a intentar llegar a el. El lo noto y fue a mi rescate y me ayudo a salir del agua, yo comenze a tocer, “tragaste agua”, me dijo, y ya segura en sus brazos le dije, te parece?


Nos comenzamos a reir, yo una vez mas abrazada a su cuerpo. El comenzo a caminar hacia la orilla, al salir del agua se sentia mas frio y ya en la orilla, me aleje de el, volvi a caminar sobre la tierra enfangada. El por su parte me tomo de mi mano, ahora con piel arrugada y helada, me acerco a el, quedamos frente a frente, una vez mas la dulce y armoniosa silente cancion del bosque, nos besamos tiernamente... abri mis ojos solo para giñar a la luna por su hermoso reflejo de luz sobre las aguas.... sobre nosotros.

Coqueta


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